La lluvia es uno de los instantes de la vida que más se disfrutan, que más se aprecian. Ese momento en donde se vuelve sensible el corazón lleno de recuerdos y de caricias.
La lluvia también es desagrado y dolor de cabeza para muchos, es un odio de las calles mojadas y llenas de charcos por todos lados, es un odio de ensuciarme mis zapatos favoritos, mojarme los calcetines y darme cuenta que ahora los dedos de mis pies están todos arrugados por las horas que mantuve puestos los zapatos llenos de agua. Es un odio constante de cuidarse de los coches y chóferes con malas intensiones, que aprovechan el agua que se juntó para crear una enorme cortina y entonces correr o cubrirse con el primer anuncio publicitario, escapando de la cascada de gotas que están apunto de caer.
La lluvia es un estado romántico, un mirar por la ventana y ver como se empañan los vidrios lentamente, es un sentir lento de gotitas cayendo una tras otra, gotitas indefensas que se tambalean y se resbalan formando miles de caminos, creando todo un laberinto que al poco tiempo se vuelve a construir.
Puedo sentir justo ahora ese peculiar olor de la tierra recién mojada, escuchar como truena el polvo cuando las gotas absorben su alma y ver como el pasto comienza a brillar de emoción con miles de pequeñas gotitas pegadas en cada una de sus hojas. Puedo sentir ese frío que huele a emociones que salen disparadas sin poderse controlar, ese sentimiento que quizá una hormiga experimenta cuando acaba de encontrar el dulce gigante que un niño ha dejado caer de su mochila.
Puedo mirar el cielo en un azul perfecto y las calles mojadas con un panorama digno de fotografiarse para ser recordado por siempre, y justo en ese momento hay un constante cosquilleo en las comisuras de tu boca que te invitan a sonreír, pero aprietas los labios para fingir que todo está bien, aunque por dentro sabes que nada es igual, que esos segundos han sido la experiencia más placentera que pudieras tener.
La lluvia es un constante recordar y enojar, sentir, y olvidar. La lluvia es mi estado perfecto de conocer el mundo en su fase más vulnerable.