¿Se imaginan que eso que más han añorado durante años, un día se hiciera realidad? Pues algo muy parecido le pasó a nuestro principal personaje. Un día como cualquier otro día, Kino, un padre de familia, pescador, le ocurre un accidente, no precisamente a él, si no, más bien a su hijo, coyotito. Un alacrán pica a su pequeño hijo, y entre su esperanza por curarlo, su esposa le exige a Kino ir en busca de un Doctor.
Al llegar a la Ciudad, y pedirle ayuda al Doctor, este decide no atenderlos por una simple razón: «No tenían dinero para pagar.
El miedo que la familia se enfrenta, es muy poderoso, entre su dolor y desesperación por conseguir dinero, deciden regresar a casa y salir a buscar en el mar, ostras que puedan contener algunas perlas que sean lo suficiente para poder pagarle al Doctor.
Algo inimaginable le ocurre a Kino, al salir a buscar perlas, encuentra la perla más maravillosa que sus ojos nunca hubieran podido imaginar.
Al regresar a tierra, su entusiasmo es demasiado indiscreto y todas las personas que viven ahí, se dan cuenta de lo sucedido. Orgullosamente comienza a presumir la perla que ha encontrado, y entre todos se murmura que Kino, ahora es rico.
Comienza la gran historia, entre los que ahora le empiezan a cobrar favores que debía, hasta el Doctor que no quizo atenderlo, incluso el mismo padre del lugar recurre a verlo para pedirle que vaya a dar gracias a Dios, por haber encontrado la perla deseada por todo mundo.
Kino ahora se vuelve un blanco fácil de personas que quieren robarle, gente que quiere cobrarse favores y todo mundo lo mira como un objetivo para venderle, pedirle, exigirle, o cualquier otra cosa en la que puedan sacar provecho sobre la perla.
Kino decide que debe vender la perla, para poder tener dinero y con ello, permitir que su hijo vaya a la escuela, comparte la emoción de poder casarse formalmente y comprarse ropa y un sombrero. Su emoción es tanta que comienza a perder la razón, ya que jamás había tenido tanto dinero.
Al llevar la perla con las personas que se la comprarían, además de ir Kino con su esposa y su hijo, casi todos los pobladores que habitaban la región, lo acompañaron, era la noticia más escandalosa del lugar y con ella las endivias y los murmullos de la gente no se dejaron escapar.
Por la perla solo querían darle mil pesos, de los que Kino pensaba valía al menos 50 mil.
Decide ir a la Ciudad más cercana y vender la perla allá, considerando que allá se encontrarán a gente más cuerda y menos envidiosa.
Durante el camino para llegar a la Gran Ciudad, las envidias comienzan a surgir y más de una ocasión las personas del pueblo quieren robarle su más preciado tesoro, termina Kino, llenándose de emociones y con ello llega la furia y el enojo, su esposa intenta escapar de la nueva vida llena de tragedia que gracias a la Perla ahora tienen que vivir.
Entre el coraje, su esposa decide desaparecer la perla, pero Kino, quien jamás en la vida, hubiera pensado ni un segundo en hacerle daño a su esposa, a ésta la golpea para recuperar ese tesoro y continuar hasta la gran ciudad, donde por fin podrá cambiarla y tener el dinero que tanto anhela.
Durante su trascurso, deciden seguirlo para robarles la perla. Kino viendo que están muy cerca de ellos, decide enfrentar a los hombres y termina, después de una rato matando a los hombres que lo perseguían. Kino era un hombre de bien, con principios, valor por el trabajo y por el esfuerzo duro para conseguir lo que se necesitara. Al matar a los hombres se dio cuenta de que todo era completamente diferente, ya nada volvería a ser igual y que la perla, solo les traía consigo desgracia, sangre, dolor y muerte.
Kino decide regresar a casa, tomar una balsa, adentrarse al mar y finalmente aventar a las profundidades la esperanza de mandar a su hijo a la escuela, casarse y comprar un sombrero.